jueves, 15 de octubre de 2009

Historia de Andrés (III)

Creo que hoy no va a poder contaros nada, así que simplemente le observaremos. Es Sábado "por la mañana", son las dos menos cuarto......

La persiana bajada, sólo deja entrar una molesta luz por sus rendijas. uno de esos rayos despierta a Andrés, el cual desparramado en su cama de 150 cm., con los brazos abiertos en cruz, abre un ojo. Molesto con el sol que le ha despertado, se pregunta porqué no habrá bajado más la persiana cuando llegó, ya de madrugada. Farfullando para sus adentros se lamenta, todos los sábados le pasa lo mismo...

Haciendo un sobreesfuerzo por levantarse, por fin consigue ajustarse las zapatillas y se dirige hacia la cocina, trastabillándose con cada puerta que cruza y mascullando entre dientes. Mientras está llegando a la cocina, comienza a recordar lo que pasó el dia anterior, desde que dejó de contarnos su vida. Una leve mueca de satisfacción le asoma por la comisura de los labios, aunque algo le trunca el feliz recuerdo y de repente queda serio frente al frigorífico. Durante unos segundos una halo, entre tristeza y desesperanza, le recorre su cabeza, una poco aturdida y dolorida. "Me pasé con los Martinis ayer!, No debí tomarme esos tres Vodka con Limón!, pero... ¡ No iba a irme tal cual de la disco....!", y haciendo un esfuerzo para retomar la sensación anterior consigue apartar la sensación desagradable que le había asaltado "¡Ya tendré tiempo de pensar en ello!".

Ya, frente a su café con leche, dispuesto a recobrar energías, pasa revista a algunos episodios que vivió anoche.

Fué un Viernes como casi todos los que había vivido desde que llegó a Madrid. Nada especial, y muchos pequeños momentos y posibles comienzos de fantásticas historias que pueden ser, "Hay mucha gente por el mundo...", piensa mientras recuerda la infinidad de caras con las que se cruzó ayer mismo.

Su aventura por internet no fué nada especial, más de lo mismo en un peregrinar de chat en chat buscando no sabía qué, intentando descubrir alguna frase que le llamara la atención sobre alguien, preferiblemente femenino, que le llevara a entablar alguna interesante conversación, que le hiciera soñar con un posible futuro muy interesante que le apartara de su mediocre vida. Parecia que ese Viernes las musas no se habían aliado con él, ya que tras un par de intentos y algunas respuestas frustantes, acabó por desistir y en un respingo algo airado apagó el ordenador a lo bruto, cogió su cazadora y se dirigió a la puerta de casa con paso firme y algo veloz.

Tan solo paró antes de cruzar la puerta un momento para pasar revista a todo lo que llevaba encima, para prevenir algún posible descuido:  las llaves....la cartera...el tabaco...mechero...y un par de preservativos por si acaso. Todo en regla, se dispuso a dirigir sus airados pasos al garaje de la vivienda para ponerse al volante de su Focus metalizado. Eran ya las nueve y media, y si se daba algo de prisa todavía podría llegar al restaurante que ya hacía varios Viernes que frecuentaba. Le venía muy bien porque estaba muy céntrico, era relativamente barato, y estaba a unos pasos de la discoteca en la que solía acabar sus salidas, y donde ya había hecho amistad con alguna gente, y si le apetecía podría ver la película que pasaban en el cine que hacía esquina con la plaza. El problema, como siempre, sería encontrar aparcamiento.

Sumido en sus pensamientos sobre su aventura frustante en internet, ni siquiera prestaba atención a la música que había puesto en el CD, que otras veces tanto le gustaba oir, una selección de las mejores baladas de los 80 que se había fabricado en casa, y de forma automática iba dirigiendo su vehículo hacia el centro de Madrid. Tras dar varias vueltas encontró un lugar donde aparcar, "¡Vaya! hoy será mi día de suerte", y dejó el coche comprobando varias veces que lo había cerrado bien. "No está mal, he tardado cuarenta minutos en llegar, esta vez", pensó para sí mientras se dirigía raudo al restaurante para el que ya había planeado hasta el más mínimo detalle de lo que iba a cenar.

Estaba a punto de entrar cuando una voz en su espalda le gritó su nombre.....

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